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Nutrición

Pero también se conoce a la nutrición como el estudio de la relación entre los alimentos y la salud del hombre en busca de una dieta óptima.

Existe un dicho que dice que “uno es lo que come”. Es que de la alimentación dependen múltiples funciones del cuerpo y nuestra salud. Una mala alimentación puede traer consigo una serie de enfermedades o a la inversa, muchas enfermedades pueden ser revertidas con una correcta alimentación.

No hay tema más controvertido en el campo de la dietética que el de fijar unas referencias que se acepten universalmente sobre cuál debe ser la dieta óptima para el ser humano. Por una parte, cada grupo étnico tiene un comportamiento a nivel nutricional tan diferente como su tipo de pelo o de piel. Por otra, los alimentos son diferentes en cada parte del globo.

Además, actualmente, debido a la pobreza en nutrientes de los alimentos a causa de los procedimientos de cultivo modernos, a los métodos de procesado industrial, y al hecho de que estamos expuestos a más factores oxidativos ambientales y de estrés psíquico que en la antigüedad, los alimentos por sí solos no pueden cubrir la demanda de micronutrientes, solicitada por nuestro organismo para mantener la salud.

Pero todos estarán de acuerdo que una dieta sana y balanceada es aquella que proporciona niveles óptimos de nutrientes para el mantenimiento y regeneración del organismo, y bajos niveles de alimentos perjudiciales para la salud. Todo lo que ingerimos a lo largo del día representa una medicina o un tóxico en potencia para nuestro organismo.

Por lo tanto, una dieta adecuada debe cubrir:

• Los requerimientos energéticos del cuerpo relacionados con la actividad física y el gasto energético de cada persona
• Los requerimientos plásticos o estructurales, que son aportados por las proteínas
• Las necesidades de micronutrientes no energéticos como las vitaminas y minerales
• Una correcta hidratación
• Suficiente fibra dietética

Un grupo de expertos de la FAO OMS (Helsinki 1988), estableció las siguientes proporciones:

• Las proteínas deben suponer un 15 % del aporte calórico total, no siendo nunca inferior la cantidad total de proteínas ingeridas a 0,75 gr/día y de alto valor biológico
• Los glúcidos nos aportarán al menos un 55-60 % del aporte calórico total.
• Los lípidos no sobrepasarán el 30 % de las calorías totales ingeridas.

 

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